Definitivamente, las cosas no han ido del todo bien en el mundo recientemente, a este día de 2016 (15 de julio), han pasado tantas cosas, una de tras de otra, que han mermado la belleza de nuestro mundo y me hacen pensar seriamente en el terror de vivir en el mundo de hoy. Desde los horribles tiroteos y problemas raciales en Estados Unidos, los atentados en el aeropuerto de Bruselas, el atentado del paseo marítimo de Niza en Francia y, lo último, el intento de golpe de estado en Turquía. Las personas alrededor del mundo han comenzado a vivir y expresar una oleada de violencia descomunal y lo que me molesta más es que pierden la vida personas inocentes que nada tienen que ver con dichos problemas.
Me siento tan mal, incluso viviendo en carne propia los problemas económicos, políticos y sociales de mi país, por todas esas personas que mueren sin motivo alguno y solo por la malicia de una minoría que busca descontrolar las cosas y crear el terror. El terrorismo, la violencia desmedida y sádica con la que se mueve el mundo hoy en día es muy grave, y todos tenemos el deber de buscar la forma de pararlo. Yo considero que la causa de todo esto se debe a la falta de tolerancia que existe hoy en día; muchos solo buscan su propio beneficio, solo piensan en lo que ellos necesitan sin prestar a tención a los problemas de los demás, a las dolencias que le puede causar, simplemente no les importa.
Es muy grave tener que ver como las diferencias religiosas, políticas, raciales y de pensamiento, gustos y preferencias son violadas; ya nadie puede decir lo que piensa pues es posible que te acribillen por pensar diferente, ya nadie puede amar a quien desee amar porque es posible que consiga la muerte a mano de personas radicales, y más grave aún es que, después de tantos años, el color de piel sigue siendo un estigma para muchos. Me siento apenada por todo esto, me siento desilusionada, me siento asqueada por toda las horrendas cosas que se están produciendo en el mundo.
Creo que es importante reconocer que el ser humano va más allá que las falsas pretensiones físicas, la gente que le gusta amar, que son amables, grandes trabajadores, y en general, buenas personas, no les importa cómo o qué somos, sino lo que sentimos y como actuamos por ello. Ya basta de tantos muertos, de tanto terror. Vamos a ser más tolerantes y así tendremos un mejor lugar para vivir.
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