We Heart It

Es imposible que nadie en su vida haya alguna vez pensado en rendirse, que haya tenido una situación tan difícil que quiera tirar la toalla. Yo definitivamente las he tenido y ninguna de ellas ha sido linda. Pero lo importante de estas situaciones es que sin importar que duras sean, siempre hay que seguir adelante y superarlas.

Cuando yo era niña, no era una niña muy feliz, tenía mis momentos de ocio pero la mayor parte del tiempo estaba amargada y molesta, y por todo esa rabia contenida, yo estaba obsesionada con ser la mejor y lograrlo todo. Es por ello, que cuando las cosas no me salían bien, y los problemas comenzaban, era mejor alejarse de mí y ni siquiera mirarme, sino era seguro que, como mínimo, unas cuantas palabras con veneno fueran arrojadas en tu dirección. Afortunadamente, madure y cambie mi forma de ser, ahora veo cada obstáculo como una oportunidad de superarme a mí misma.

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No sé cómo cada quien maneje las situaciones que le suceden, pero lo que si estoy segura es que uno no puede tirar la toalla tan rápido porque se haya torcido el camino un poco más; lo mejor es dar un paso atrás, mirarlo en otro ángulo y cambiar de enfoque si el que ya se tiene no funciona. Hay que intentar con todo nuestro arsenal para poder salir victoriosos, de lo contrario, siempre existirá el “what if?” que tanto tememos, aquel que nos hace cuestionarnos las decisiones de nuestra vida y nos vuelve indecisos. 

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Claro que hay situaciones que SI merecen desterrar desde el principio, y sin embargo, son las que más nos cuesta dejar porque esperamos demasiado a que cambien en un futuro próximo. Por ejemplo, un libro que no estamos disfrutando y nos preguntamos si es posible que el argumento se vuelva interesante en la próxima página; o un romance que destruye nuestra autoestima y nos debatimos entre si el chico se dará cuenta de que valemos algo o no. Pero, aunque parezcan posibles de cambiar no lo harán porque lo que comienza mal termina mal, y hay que tener en cuenta que primero estamos nosotros antes que los demás.

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Quien siente dolor somos nosotros, quien vive en nuestra piel somos nosotros y quien siente alegría somos nosotros, por lo tanto, si algo no te hace feliz deséchalo porque eso no cambiará. Lo único que hay que preguntarnos cada vez que comencemos algún proyecto en nuestra vida es si “¿esto me hará feliz?” Si la respuesta es afirmativa, entonces, otorgarle un pase especial y comienza eso que tanto te apasiona. 

Al mismo tiempo no hay que dejar que la opinión de otras personas pese sobre nuestros hombros porque como dije más arriba somos nosotros mismo quienes vivimos nuestra propia vida, nadie más lo hace por uno, por tanto ellos, no pueden regir tu vida ni decirte como vivirla. Entre tanto, nunca te rindas y siempre piensa en grande porque en esta vida TODO es posible. Hay cosas maravillosas esperando por ti a la vuelta de la esquina y si dejas de lado el What IF?, las opiniones de los demás y te enfocas en lo que te hará feliz, nada puede salir mal.

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