Ayer en la noche la cosa se puso buena. Los martes tengo clase de Periodismo de Opinión, muchas cosas hay que hacer allí y una de ellas consiste en un programa radial en vivo. Dado que nuestra universidad no tiene un dial, era imposible pasarlo a la comunidad, sin embargo, fue muy divertido y provechoso hacerlo.

Yo siempre estoy del lado de lo positivo, sí se piensa en cosas buenas, todo irá bien. Pero hay veces en que es necesario los obstáculos, estos son pruebas de superación en tú camino y hay que tomarlas con orgullo y dignidad. ¿Qué sería la vida sin ellos? Aburrida, de seguro.

Así que, esta asignación que debíamos de llevar a cabo, no comenzó con buen pie. Primero, una de nuestras compañeras nunca apareció, no sabemos nada de ella y ni siquiera se ha comunicado con alguna de nosotras para decir si retiró la materia. Segundo, el día anterior me llaman para decirme que el evitado había cancelado.

Eso último fue desastroso, ya que gran parte de la nota se basa en como manejamos la entrevista en vivo. Nos volvimos figurativamente locas buscando un nuevo invitado para el programa, teniendo respuestas de 5 otros especialistas y luego cancelando cuando ya nos habían confirmado que sí. Y el "ganador" fue un recurso de último minuto, casi que ya en el fin del mundo o algo así.

Entre todas estas, mi compañera Sherley y yo arreglamos el guión, las preguntas y todo lo referente al show radial. Pero cuando llegó ese día, resulta que la persona que hizo la editorial, no lo hizo como debería. Y, aunque fue culpa de todas por no prestar más atención, redactamos una nueva y la grabamos de nuevo en el teléfono (no se sí la profesora nos bajara puntos por llevarla así pero, es irrelevante, la teníamos).

Cuando se acercaba la hora de presentarlo, yo, sinceramente, no estaba nerviosa. Lo que sí estaba, era un poco preocupada porque comenzamos tarde la clase y ya un invitado se había ido, dejando a otro grupo colgado y con menos nota. Así que, yo sólo quería pasar lo más rápido posible para que el nuestro no se fuera antes.

Incluso, me sentía mal porque ya estábamos tarde y entonces, les propuse a las chicas que le comparamos algo de comer. Pero la señora (muy dulce y amable, me cayó muy bien), sólo pidio un café. Por cierto, ¿cómo es posible que un café pequeño cueste 20bsf? ¿Qué pasa con Venezuela? Cuando es incluso productor de café - a media escala - algo que es netamente venezolano cueste tan caro, y no es por no comprarle a la señora, sino es por toda la situación del país; una verdadera tristeza.

De todas maneras, cuando estoy llegando yo con el café, es hora de entrar a la cabina. ¡Qué bien! Me da risa recordar estos precisos momentos porque algunas de las chicas estaban nerviosas, pálidas, y sudando frío, cuando yo me encontraba dándole buenos deseos a todas y como diría Ada: "con mi mantra"...

"¡Vamos todas, respiren dentro, fuera!... Buenos pensamientos, todas buenos pensamientos".

Entramos cabina e hicimos lo nuestro. Fue divertido, ocurrente y salió muy bien. Todas trabajamos por esto y dio sus frutos, con todos los contratiempos pero salió bien.

Claro que yo al final del programa, cuando lo estaba despidiendo, cometí el error de cambiar el apellido de la invitada. Es decir, yo soy buena para relacionar nombres y caras, pero muchas veces me pierdo con los apellidos. Yo dije Cordero cuando era González, y por supuesto, pido disculpas por ello; gracias a la Diosa, eso no fue transmitido al público.

Pero bueno, todo salió bien. Felicito a mis compañeras Adayris, Sherley, Iyi, Yuleisi y Meribeth, quienes junto conmigo hicimos este programa. Sería grandioso que pudieran pasar por el blog sobre opinión que escribimos justas, Estudiantes Escribiendo Opinión, y lean nuestros artículos.

Entre tanto, hoy estoy yo aquí sentada escribiendo esto y pensando en cómo rayos voy a tomar tres fotos e imprimirlas para mañana. ¡No se que hacer! Pero bueno, ese es un cuento para otro día. 

Nos leemos...